Algo que no puede faltar, en su paso por Pinar del Río, es la visita a la Fábrica de Tabaco Francisco Donatién. Este es el sitio perfecto para quienes buscan conocer más la cultura que rodea al cultivo y producción del tabaco cubano.
El olor del aire dentro de la fábrica es fresco y penetrante a la vez. Cautivados por este aroma, comenzará el recorrido por las diversas salas de la fábrica, donde puede observar las habitaciones donde los torcedores mezclan y tuercen hojas, mientras otros ponen anillas que muestran la marca del cigarro, o empaquetan los puros terminados y listos para su disfrute.
Habanos de marcas como Vegueros y Trinidad son torcidos totalmente a mano por los obreros de la fábrica. Quedará anonadado mirando lo destreza de los torcedores, hombre o mujer, que puede torcer entre 60 y 110 habanos en un día, en dependencia de la marca y de su tamaño. Al mismo tiempo, estos artesanos gozan de la lectura del llamado lector de tabaquería, mientras fuman sus propios tabacos que llaman “la fuma”, y son de tanta calidad como los que enrollan para la venta.
Luego del tour por la Fábrica de Tabaco, los viajeros pueden visitar la tienda El Estanco, en la misma fábrica, y comprar habanos de diferentes marcas y vitolas.
Aquellos que desean probar un habano pero no son expertos o fumadores ya iniciados, pero prefieren fumar los “minis”, “mini habanos” o puritos, allí podrá encontrar pequeños puros de varias marcas (Cohíba, Romeo y Julieta, Guantanamera, Montecristo, Punch, Partagás, entre muchos otros) que tienen forma de cigarrillos pero son igualmente torcidos y permiten una fumada breve.