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Barrio Chino de La Habana
El Barrio Chino de La Habana, con muchas historias que contar, se erige en el municipio Centro Habana y su pórtico principal se localiza en la intercepción de las calles Dragones y Amistad.
Según historiadores, entre los años 1847 y 1874 llegaron a La Habana alrededor de ciento cincuenta mil chinos, y con ellos su cultura, religión y sus tradiciones. Muchos emigraron y otros transformaron el barrio, convirtiéndolo en uno de los más grandes e importantes del Nuevo Continente.
Los Chinos se asentaron en la cercanias de la llamada Zanja Real, una de las mejores zonas en esos años, pues era por donde se suministraba el agua potable de la ciudad. Desde ahí expandieron sus negocios, digase: imprentas, restaurantes, comercios, tiendas, sociedades, teatros, colegios, clínicas, farmacias, periódicos, bancos, lavanderías, casas de juego, prostíbulos y funerarias, fundamentalmente por las calles Zanja, Rayo, San Nicolás y Dragones.
A partir de la década de 1990, un fuerte proceso de recuperación de las tradiciones revivió el espíritu del Barrio Chino. Se comenzó a celebrar el Año Nuevo Lunar y los aniversarios de la llegada de los chinos a Cuba. Habitualmente, se realizan exposiciones, eventos teóricos, danzarios y deportivos.
En la actualidad, si se acerca a esta mágica zona de la ciudad podrá visitar la farmacia, un cine - teatro, varios comercios, un periódico en idioma chino y español que aún se mantienen. Aunque, sin lugar a dudas, uno de los sectores más expandidos es la culinaria.
Gran parte de los restaurantes de este barrio se distinguen por su comida oriental, aunque criollizada, pero que disfrutará por su exquisito sabor. En su mayoría, estos antiguas fondas chinas, reconstruidas y modernizadas, ofrecen platos típicos como: los rollitos de primavera, el arroz frito o el chop suey. Muchos de los chefs y dueños de los restaurantes son descendientes de chinos.
Según historiadores, entre los años 1847 y 1874 llegaron a La Habana alrededor de ciento cincuenta mil chinos, y con ellos su cultura, religión y sus tradiciones. Muchos emigraron y otros transformaron el barrio, convirtiéndolo en uno de los más grandes e importantes del Nuevo Continente.
Los Chinos se asentaron en la cercanias de la llamada Zanja Real, una de las mejores zonas en esos años, pues era por donde se suministraba el agua potable de la ciudad. Desde ahí expandieron sus negocios, digase: imprentas, restaurantes, comercios, tiendas, sociedades, teatros, colegios, clínicas, farmacias, periódicos, bancos, lavanderías, casas de juego, prostíbulos y funerarias, fundamentalmente por las calles Zanja, Rayo, San Nicolás y Dragones.
A partir de la década de 1990, un fuerte proceso de recuperación de las tradiciones revivió el espíritu del Barrio Chino. Se comenzó a celebrar el Año Nuevo Lunar y los aniversarios de la llegada de los chinos a Cuba. Habitualmente, se realizan exposiciones, eventos teóricos, danzarios y deportivos.
En la actualidad, si se acerca a esta mágica zona de la ciudad podrá visitar la farmacia, un cine - teatro, varios comercios, un periódico en idioma chino y español que aún se mantienen. Aunque, sin lugar a dudas, uno de los sectores más expandidos es la culinaria.
Gran parte de los restaurantes de este barrio se distinguen por su comida oriental, aunque criollizada, pero que disfrutará por su exquisito sabor. En su mayoría, estos antiguas fondas chinas, reconstruidas y modernizadas, ofrecen platos típicos como: los rollitos de primavera, el arroz frito o el chop suey. Muchos de los chefs y dueños de los restaurantes son descendientes de chinos.